¿Adiós al empleo? La bronca de la automatización y quién se queda con el pastel
Últimamente ando bien clavado pensando en el futuro del trabajo. No sé si a ustedes les pasa, pero con tanta noticia sobre robots y programas que hacen todo más rápido, me pregunto si de plano nos van a mandar a todos a la banca. ¿Será que la inteligencia artificial (o como le quieran llamar a esas cosas) nos va a quitar la chamba? De eso vamos a platicar hoy, sin rollos ni tecnicismos que nadie entiende. A ver si juntos le hallamos la onda a este rollo.
El monstruo de la automatización: ¿realidad o puro show?
A ver, seamos honestos, la automatización no es nada nuevo. Desde que se inventó la primera máquina, el hombre ha buscado formas de hacer el trabajo más fácil. Pero ahora es diferente. Ya no se trata solo de hacer tortillas más rápido, sino de programas que pueden pensar (más o menos) y tomar decisiones. Y eso, amigos, sí da cosita.
Yo creo que el miedo principal es que nos quedemos sin chamba. O sea, ¿qué vamos a hacer si un robot puede hacer nuestro trabajo mejor y más barato? Y no es que sea paranoico, eh. Ya veo a los cajeros automáticos reemplazando a los cajeros de verdad, o a los camiones que se manejan solos quitándole el trabajo a los choferes. ¿Quién sigue en la lista? ¡De plano es para ponerse a temblar! Desde mi punto de vista, el riesgo es real, pero también hay que verle el lado bueno. Si las máquinas hacen el trabajo pesado, nosotros podemos enfocarnos en cosas más creativas y que nos gusten más, ¿no creen? El chiste es adaptarse, como dice el dicho.
¿Qué trabajos están en la mira? ¡Aguas con la guillotina digital!
Aquí es donde la cosa se pone interesante (y un poco más de miedo). No todos los trabajos están en el mismo riesgo. Los trabajos más repetitivos y que requieren menos “creatividad” son los que están en la mira. Piensen en captura de datos, atención al cliente básica (aunque ya he tenido malas experiencias con esos “chatbots”), o trabajos en fábricas donde se hacen las mismas cosas una y otra vez. Ahí es donde las máquinas pueden entrarle sin broncas.
Pero, ¡ojo!, no todo está perdido. Los trabajos que requieren interacción humana, pensamiento crítico, creatividad y empatía son más difíciles de reemplazar. Profesores, doctores, artistas, terapeutas… esos trabajos siguen siendo valiosos porque requieren algo que las máquinas no tienen: humanidad. Personalmente pienso que es ahí donde debemos enfocarnos. En desarrollar habilidades que nos hagan únicos e irremplazables.
Aprender o morir: la clave para sobrevivir a la era robótica
Aquí va mi consejo, raza, si no quieren que los robots les ganen el mandado: ¡pónganse las pilas! No se queden con lo que saben. El mundo está cambiando rapidísimo y si no nos adaptamos, nos quedamos atrás. Yo, por ejemplo, me metí a un curso de programación hace poco. No es que quiera ser programador de tiempo completo, pero al menos quiero entender cómo funcionan las cosas.
Desde mi punto de vista, el futuro está en aprender cosas nuevas constantemente. No importa la edad que tengan, siempre hay algo nuevo que aprender. Y no solo hablo de cosas técnicas, también de habilidades blandas como la comunicación, el trabajo en equipo y la resolución de problemas. Esas habilidades son las que nos hacen humanos y las que las máquinas no pueden copiar (por ahora). Si te late tanto como a mí, podrías leer más sobre cómo desarrollar tus habilidades personales. ¡No se achicopalen!
¿Quién ganará esta batalla? El humano creativo vs. la máquina eficiente
Esta es la pregunta del millón, ¿verdad? ¿Quién se quedará con el pastel? En mi opinión, no se trata de una batalla entre humanos y máquinas. Más bien, se trata de una colaboración. Las máquinas son buenas para hacer tareas repetitivas y procesar grandes cantidades de información, pero los humanos somos buenos para pensar, crear y conectar con otros.
Creo que el futuro está en encontrar la forma de trabajar juntos. Usar las máquinas para que nos ayuden a ser más eficientes y creativos, y enfocarnos en las cosas que nos hacen únicos. No sé si me explico, pero yo veo un futuro donde los humanos y las máquinas trabajan mano a mano para hacer un mundo mejor. Y aunque suene utópico, yo le apuesto a eso. Al final, la tecnología está para servirnos, no para reemplazarnos. O al menos eso espero, porque si no, ¡de plano estamos fritos!
Anécdota personal: Cuando la tecnología me dio un susto (pero aprendí la lección)
Hace unos años, trabajaba en una oficina donde empezaron a usar un programa para automatizar tareas que yo hacía manualmente. Al principio me paniqué. Pensé que me iban a correr en cualquier momento. Pero en lugar de quedarme sentado esperando lo peor, decidí aprender a usar el programa. Me di cuenta de que podía usarlo para hacer mi trabajo más rápido y tener más tiempo para otras cosas.
Al final, no solo no me corrieron, sino que me ascendieron porque había encontrado la forma de usar la tecnología para mejorar la eficiencia del equipo. Esa experiencia me enseñó que la clave no es tenerle miedo a la tecnología, sino aprender a usarla a nuestro favor. Ni modo, a veces hay que rifársela y darle la vuelta a la tortilla.
En resumen, la automatización es una realidad que está cambiando el mundo laboral. Pero no hay que tenerle miedo. Si nos adaptamos, aprendemos cosas nuevas y desarrollamos nuestras habilidades humanas, podemos sobrevivir (y hasta prosperar) en esta nueva era. ¡Ánimo, banda! Y no se olviden de seguir pensando con su propio coco.